Es
una Leyenda viva, una persona con la que tuve el placer de coincidir el viernes
pasado… ¡hay cosas que nunca cambian!
Entra
en clase cargada de bolsas, de información, de materiales, de lecturas… también
lleva su inseparable agenda con millones de ideas para contar a los alumnos.
Otra
pista: no intentes hacerla entrar en razón, hay cinco continentes, nada más,
porque en la Antártida no vive nadie así que no cuenta.
Y
empieza a hablar, presenta a los misioneros, le brillan los ojos, se nota la
ilusión que le hace que los niños, desde pequeñitos, conozcan un poco más parte
de su vida.
Escribimos,
esta vez lo hice en su lugar, pero cuando yo era alumna, la veía escribir y
escribir en la pizarra sin cansarse, sin parar, dictando a la vez, TODA UNA
MÁQUINA. Para
que todos siguieran el hilo, pide que algún niño lea, normalmente hasta el
punto y aparte, y seguimos aprendiendo.
Y
sonríe, SIEMPRE SONRÍE, y llama la atención su fuerza, su capacidad para hacer
llegar lo que siente. Toca
rezar, necesitamos más voluntarios, ¡CÓMO LE GUSTA ESTAR RODEADA DE NIÑOS!
Cuando
terminamos se va, tal y como ha venido, como una exhalación, un huracán, sí, de
esos que lo remueve todo, pero por dentro, de los que dejan huella, para toda
la vida.
GRACIAS
GLORIA, UN PLACER VOLVER A COMPARTIR AULA CONTIGO.
¡Gracias por leerme, seguiré informando!
Lucía.
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